El Jardín de Epicuro
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Representación del Jardín |
El Jardín ofrecía un lugar tranquilo, alejado del bullicio de la urbe, en el que podían tenían lugar desde charlas y convivencias hasta comidas y celebraciones (simposion). Se trataba, pues, de un lugar más destinado al retiro intelectual de un grupo de amigos que de un lugar para la investigación científica y a la paideía superior, a diferencia de la Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles.
Eran admitidas al Jardín personas de toda condición y clase, lo que llegó a ser causa de escándalo. Incluía a personas respetables, pero igualmente a gentes de vida disoluta. También a mujeres y a esclavos, lo que en aquella época constituía un hecho inusual para una escuela filosófica.
Epicuro impartió sus enseñanzas en el Jardín hasta su fallecimiento en el año 270 a. C., cuando tenía 72 años. Dejó la dirección de su escuela a Hermarco, quien había sido su discípulo en Mitilene antes de la fundación del Jardín y quien le acompañó fielmente desde entonces. Su sucesor fue Polistrato. Otros epicúreos contemporáneos a ambos fueron Metrodoro y Colotes.
Zenón de Sidón fue también escribió muchas obras, y su sucesor fue Fedro. Filodemo de Gadara en los papiros herculaneos, que comprenden numerosas obras epicúreas. El epicureísmo ya se había introducido en Roma, en el siglo II a. C. La primera persona en difundir sus doctrinas en la prosa latina fue un cierto Amafinio. Patro fue el líder de la escuela hasta el 51 a.C.
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